Por Nidia Méndez Correa
Cuando observamos los paratextos de este libro nos sumergimos en el océano profundo y misterioso, peces que nadan libres en un mar de corales.
Como pez en el agua es una de las obras de la Doctora en Psicología, María de la Paz Perez Calvo que plantea una discapacidad posible, los niños DAPC, que nacieron así por un medicamento que prometía quitar las molestias del embarazo. DAPC quiere decir discapacidad Aero pulmonar congénita.
Solo pueden vivir fuera del agua por algunas horas, luego deben volver a ella. Duermen en camas pecera atornilladas al piso. Son chicos que tienen ente 12 y 16 años, irán a un colegio especial en las profundidades. Presenta la autora a los personajes con su propia psicología y la peculiaridad en su desenvolvimiento diario y en el proceso de vida con los compañeros. No se cuestionan por qué nacieron así, no tienen por qué, nacieron así y tienen que desarrollarse en ese mundo, no pueden cambiar eso, sí pueden lograr un mundo nuevo, un mundo distinto. María de la Paz nos muestra con realismo que todos podemos vivir cambiando y adaptándonos a nuestras carencias o quizá creando un mundo para nosotros, donde seamos felices con lo que nos tocó. Nadie eligió estar en el lugar en el que estamos, sí que lo podemos amoldar a nuestra conveniencia. Podemos elegir nuestra forma de vivir, adecuarla a la circunstancia que nos ha dado la vida. Vida misma que no elegimos, que nos fue dada. María de la Paz es escritora, docente, Diplomada en Literatura Infantil y Juvenil, diplomada en Teoría y Producción Literaria, le sobra contenido como para desarrollar esta novela que en cierto momento adquiere ribetes policiales, con los tintes y tips de novela infantil, sin dejar de atrapar al lector adolescente y adulto.
Empieza el libro con la opción de Papá y Mamá de enviar a Diego a una escuela sumergida en el mar, allí hará el secundario. Aquí aflora un sentimiento doloroso de todo padre que suelta a su hijo a desarrollarse lejos, para que su ser más querido cumpla con sus deseos. Deja todo en pos de ese ser. La tristeza de sus padres cuando Diego levanta su mano en señal de: hasta pronto.
María de la Paz como escritora y psicóloga sabe presentar la discapacidad, haciendo que los propios niños hablen del tema. Nos muestra el perfil de cada uno: los que buscan el camino para no ser un discapacitado, para que ese problemita lo empodere, para ser favorable a sus sueños. Como el niño que dice que sería un buen Buzo.
Diego se dio cuenta que aquello no era vacaciones, era como todos los colegios, con materias para estudiar. Algunas veces se olvidaba que estaba bajo el agua; el recreo se lo recordaba. En un momento se abrió una compuerta y el patio de juegos fue el océano mismo. La escritora nos hace ser DAP de alguna manera y jugar con lo maravillosa que es el agua y que uno se inunda de vida. Todo no era tan bueno, sobre todo el profesor de historia que, en una clase, les dijo que en Esparta ellos no existirían porque allí eliminaban a los que nacían con problemas; no le respondió porque era el profesor.
Lucas siempre se defendió de los maleducados, sus padres así le enseñaron, les dijo a sus compañeros que esa era una característica, lo que tenían ellos, no era una incapacidad, eran diferentes nada más.
La profesora de arte también los trataba como fenómenos, pero con amor y protección, no discriminaba, sólo era de otra época, con otro pensamiento.
En un momento María de la Paz introduce carácter policial a la novela. El inquieto e inteligente Diego se convierte en detective para descubrir los pequeños robos que están ocurriendo. Hay un ladrón en la escuela y hay que descubrirlo. La irritante Carla le dijo con ese sarcasmo que la caracteriza, que si no se descubría quienes robaban cerrarían la escuela. Esta escuela es muy importante para todos porque allí se encuentra el laboratorio donde se está estudiando la cura para ese mal.
Empieza por hacer un repaso en su memoria, en qué lugar se encontraba en ese momento y quiénes estaban allí y quiénes no. De esta forma Perez Calvo aprovecha para mostrar las bellezas que existen en las profundidades del océano. No todos tienen la oportunidad de observar estas maravillas. Aquí no podemos perder de vista que todo tiene su parte buena, que esa carencia nos brindará otro privilegio. Lo policial sigue en la novela hasta el final.
Le robaron un dispositivo de memoria, les dio un ejemplarizante terrible, los dejaron sin internet, un castigo atroz. No podían comunicarse con nadie de sus familias y amigos. Lo peor para un adolescente es quitarle las redes sociales. Es como dejarlo en medio del desierto sin ropa. La autora nos da la característica psicológica de cada uno, Timoteo era el más chistoso y hacía reír a todos, parecía hiperactivo.
La obra avanza, la trama policial se va tejiendo como tela de araña, Diego ya tiene a los ladrones, espera el momento de agarrarlos con los artículos robados. Entonces ocurre algo que le resultó chocante, entró a la cocina, habló con el cocinero que le dijo que el capitán era quien tenía bajo su supervisión todo lo que acontecía. ¿Capitán? No sabía que había un capitán, dijo. Eso cambiaba todo porque el capitán Lezama era quien tenía el control de todo lo que pasaba allí, quién salía y quien entraba, hasta tenía injerencia en la plataforma de investigación.
Desde ese momento Diego quiso saber más sobre el capitán, anduvo por pasillos que nunca hubiese imaginado que existían. Encontró una puerta prohibida, obviamente estaba cerrada. Pasillos oscuros y luces tenues.
María de la Paz logra un misterio profundo y oscuro en este texto. Un mundo de misterio dentro de otro mundo. También, de alguna manera ella imprime su doctorado en Psicología, cuando inclina la balanza en decir que no por ser distintos, son superiores. Ningún ser humano es más especial que otro, por dejar de tener una capacidad.
Hablamos de un órgano y no de una persona, de los pulmones, que son los distintos en este caso. Los chicos, algunos, se sentían inferiores porque los padres así los hacían sentir, todo depende del amor que dan los padres. El amor de la familia.
Diego seguía investigando, lo descubren merodeando una oficina en la que estaba prohibido entrar. Había más personas de lo que él imaginaba. Lo descubrieron y lo sacaron. Pero como es muy obstinado, regresa y esta vez con éxito, salió todo bien, llevaba un alga venenosa y era la que ellos buscaban.
La inteligencia y la perspicacia de Diego elaborada magistralmente por la escritora que captura la mente infantil, regalándonos los sarcasmos, la alegría sin pausa propia de los niños, que nos hace compenetrarnos con la historia, llegando a la conclusión de su investigación, que las cosas siempre no son lo que parecen. Los ladrones no eran los que él pensaba. Se solucionó todo en paz. La escuela no estaba en peligro. Ganó un detective, Diego Berón.
Conclusión.
Al terminar de leer, Como pez en el agua me deja el sabor del triunfo, que la discapacidad no existe, existe la forma de que los de afuera nos ven.
La discapacidad está en el otro, que no puede adaptarse a tu mundo. Un mundo que está abierto a explorar como nos muestra la escritora, con todas las bellezas que existen debajo de ese océano de emociones y vivencias. No nos podemos complejizar pensando en las dificultades. Los verdaderos sentimientos son los que importan. Que siempre hay una forma de saltar esa valla que nos ha puesto la vida. Solo hay que adaptarse para poder lograr un mundo nuevo a nuestro alrededor.
Es un libro alegre y lleno de sueños y esperanzas. Niños que se han adaptado a su forma de vivir con condiciones distintas a los que no podemos adaptarnos a su mundo. Ellos viven en dos mundos y nosotros tenemos la incapacidad de no poder respirar bajo el agua. La discapacidad como concepto nos pone a todos en el mismo nivel. María de la Paz Perez Calvo nos interpela hondamente en nuestros más velados pensamientos. Quedamos callados en esa inmensidad monstruosa de nuestro mundo interior. Un mundo interior que solo algunos son los dichosos de entender la complejidad existente en cada ser.
Los niños DAP son niños que están probando el arte de vivir como se les presentó la vida, con alegrías y tristezas. Esperanzados quizá en una cura para su mal. Nos deja pensando: ¿Cuál es su mal? Si ellos descubrieron otro mundo a causa de ella.
Como pez en el agua es un canto de luz en el inmenso océano.
Currículo.
Nidia Méndez Correa es escritora y actriz. Profesora de teatro para adultos y para niños. Secretaria General de Sade Norte.
Diplomada en Literatura Infantil y Juvenil. Diplomada en Teoría y producción literaria.
Escribió Las mariposas y los cerdos (novela), Capturando estrellas (poesía), Cartabón (cuentos policiales) y participó en catorce antologías.
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