El presente constante de la vida.

Por Jorge Rampinini

Vivir se escribe en presente, el libro de Alejandro Guillermo Roemmers, enlaza la temática del tiempo y las relaciones interpersonales, lazos vitales que determinan nuestro derrotero de vida. Una novela actual con párrafos de profundas reflexiones sobre la existencia del ser y comparaciones religiosas (con la vida de San Francisco de Asís) don-de el autor, Alejandro Roemmers, nos pasea por diversos escenarios mientras nos relata la vida de los personajes. Historias paralelas de dos padres (Ingeniero Carlo Módena y Ron Davies) y sus hijos (Fernando y Michael-Tom), y las amigas de sus hijos (Alexia y Vicky). Diferencias de criterio y peleas entre padres e hijos. Personajes que se cruzan y cambian el destino de sus vidas.

Comienza con la tensión dinámica que produce el in medias res (la narración de la novela comienza en medio de la historia).

El autor estructura su novela: Primera Parte: Capítulos 1 a 22.  El Capítulo uno es un capítulo bisagra ya que el tiempo narrativo se detiene debido a las circunstancias narra-das y abre una incógnita que se transforma en un eje narrativo (búsqueda de Fernando).        

– Segunda Parte: Capítulos 23 a 33.  En el inicio de esta segunda parte se retoma la acción inconclusa del primer capítulo. Alexia continua el relato de Fernando para completar la investigación uniendo los datos obtenidos en un presente que la vida impone como un mandato de una sincera amistad.

El narrador es omnisciente. El autor alude a la finitud de la vida, sostiene que “somos energía que en cualquier momento se puede perder” y por este motivo nos aconseja que la clave es “el estar atento”, actuar con autenticidad, con sentimiento verdadero. Surge de esta forma, y lo interpretamos de la lectura y de sus palabras, la idea del valor del tiempo y la necesidad de la búsqueda de la autenticidad. Dice Roemmers: “Para estar en paz uno tiene que actuar desde uno mismo, buscando autenticidad”. El viaje como estructura narrativa permite al autor enlazar un objetivo específico: el viaje en sí, para la búsqueda del hijo de Ron; y el otro viaje: el interior, que implica la búsqueda en la intimidad del ser. Este doble viaje permite desarrollar nociones éticas y valores de vida que el autor logra transmitirnos. En esta historia se reúnen varias circunstancias: la incomunicación entre padres e hijos, rigideces y tabúes, a pesar de haber sido escrita en la actualidad, donde el amor igualitario es aceptado.

Deja entrever cierta carencia de empatía y la no aceptación del padre al comienzo para luego mostrar que el alejamiento entre ellos es más fuerte y el amor familiar resultara superador. Se debe destacar que la narración está muy bien llevada en un tono poético y delicado de intensa subjetividad en páginas de concentrado lirismo, como en las descripciones de la naturaleza; la inserción de diálogos o conversaciones entre los personajes – que dan más vivacidad a la narración y proximidad al lector – y la remisión intertextual a obras de su autoría o a otras que motivaron su inspiración escritural. El empleo de paratextos muy bien utilizados va desgranando en el desarrollo de los distintos capítulos: relaciones padres / hijos; el concepto de paternidad; el respeto mutuo; el amor y el deber; el compromiso que implican las relaciones auténticas; el cuidado de la naturaleza y sus tesoros (cap. 7); la amistad como entrega generosa de todos los días; el alcance y significado del concepto de belleza; lo azaroso de la vida (cap. 25/26), etcétera.                                          

La novela de Alejandro G. Roemmers Vivir se escribe en presente tal como lo expresa en forma clara y precisa la Lic. Bilbao Richter, constituye “un entramado de vidas y circunstancias” un complejo discurso en el que los géneros narrativos, cuento y novela, la poesía y el teatro, se muestran interdependientes y ponen en relieve la conciencia moral y social del autor. 

Como también señala Wolfgang Kayser (1968) contiene en su desarrollo narrativo los componentes básicos del género épico (acontecimientos, personajes y espacio) desprendiéndose de estos componentes los tres géneros de novelas citadas por Kayser. En la novela se ve claramente, a lo largo de la obra y de la trama y los sucesivos acontecimientos, que el autor va describiendo y nos conduce por distintos paisajes, países y personajes que se mueven dentro de diferentes espacios físicos pero fundamentalmente interiores; trabaja muy bien las dudas y temores que cotidianamente muchos de nosotros padecemos ante padres imponentes, amores que se pierden, la soledad y la paternidad y todo esto con la muerte rondando cerca y que llega con un arma, con una sobredosis, pero siempre va a llegar, como ocurre en la vida misma; por ultimo y dando un cierre al círculo eterno, la llegada de una vida nueva para que este círculo no se detenga.  

El protagonista Fernando Módena emprende el viaje buscando una nota a Ron Davies, un personaje extraño al que se lo vincula con emprendimientos que estuvieron provocando importantes daños ecológicos en el sur de la Patagonia argentina (lugar ampliamente conocido por el autor) en búsqueda de una verdad objetiva que le proporcionaría el logro de una nota periodística importante para su progreso de formación personal y profesional. A través de este viaje, el protagonista irá asimilando un aprendizaje de vida que modificará algunas de sus previas creencias, proporcionándole un camino hacia la madurez personal. Conocerá otros lugares y personas y tanto él como Ron cambiarán sus vidas ya que Fernando logra provocar de una manera sustancial mover el eje de los acontecimientos de todos los que lo rodean.  De allí que ese viaje sea un verdadero sendero de formación y enriquecimiento personal y profesional.  

Fernando Módena comienza a contar una historia y esa historia la retoma otra de los protagonistas: Alexia. Ese contar de la historia se manifiesta a través de una prosa poética plena de sugerencias. Según Roemmers “el florecimiento de la palabra es la poesía y aunque se escriba en prosa se debe escribir poéticamente”, y agrega: “La poesía es una necesidad de comunicación, es un lenguaje de alma a alma, de corazón a corazón”.  Se prioriza la necesidad de conservar la inocencia y pureza de la niñez para lograr a posteriori una toma de conciencia madura de las circunstancias vitales de cada uno.

  Las citas del inicio de Walt Whitman, haciendo referencia al presente, y la de Alejandro Roemmers, conceptualizan-do la esencia del amor, logran una brillante culminación o cierre de la novela a través de la intertextualidad expresa-da en la inscripción de la lápida de Michael: “Toda la oscuridad del mundo no puede vencer la luz de una pequeña vela”.                                                  

El gráfico de la tapa del libro de Roemmers, un reloj de diseño estilizado, nos transmite al igual que el texto el continuo avance del tiempo y la posibilidad de que el mismo finalice antes de lo que imaginativamente nos propongamos. En Vivir se escribe en presente nos señala el autor con una llave surgida del núcleo horario deslizándose al unísono con el minutero del reloj, nos sugiere la habilitación y apertura de nuevos caminos de la existencia humana, pero siempre en presente: obvia alusión al título de la obra y otorgando continuidad al tiempo que marca el presente constante de la vida. 


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