ANÁLISIS DE LOS PARATEXTOS DE BASTA DE MORDAZAS


Por Mónica Fornero

Los paratextos de uso frecuente en la lingüística son mensajes que funcionan como complemento del contenido de un texto. Tienen una finalidad: ordenar u organizar el texto y además proporcionan más información.

En Basta de mordazas, los paratextos asumen un papel, además de organizar o estructurar el texto, el singular apoyo semántico a la unicidad que es el libro. 

El título genera un “ya no más” un “no aceptar más” las situaciones dadas. Todo el título tiene una connotación tácita. 

Vayamos por parte: basta, puede significar muchas cosas, es un “ya no quiero seguir haciéndolo”, es un “me cansé de hacerlo”, es un “me aburre hacerlo”, es un “no puedo más seguir haciéndolo” o es un “me lástima seguir haciéndolo porque me obligan” y es aquí donde dejamos de probar ejemplos. 

Mordaza: su etimología nos dice que viene del latín popular mordacia forma del neutro en plural del latín mordax que quiere decir: propenso a morder. El propenso a morder sería un individuo, animal o humano.

Es decir, que ha cambiado bastante el significado desde el latín vulgar al castellano. La RAE tiene siete acepciones para esta palabra.

Este libro de poesía y narrativa cuenta, además, con la palabra de especialistas en psiquiatría y en violencia de género. Estos comentarios son una confirmación de esta problemática (abuso en distintos ámbitos y estamentos sociales) y un aval a esta forma de denuncia a través del arte, en este caso, la literatura.

Y en este sentido, también el epilogo desde las apreciaciones de una abogada, que no lo hace desde la jurisprudencia sino que, como el libro, interpela a la sociedad desde sus instituciones, incluyendo a la familia, pilar de al menos, nuestra sociedad argentina. 

El índice, que en Basta de mordazas fue ubicado al final, actúa de cierre a la estructura del libro y a cada una de las secciones y sus respectivas temáticas. Sin embargo, nos enfrenta nuevamente a cada uno de los títulos que recorrimos anteriormente y nos impide darlo por terminado, nos invita a releer alguna poesía o narrativa que nos conmovió hasta lo más íntimo, para que deje impreso en nuestro fuero interior lo que no debe ser olvidado ni ocultado, si no repensado y cambiado.

La contratapa, con un extenso texto sin justificar, connota lo que ocurre adentro, que tiene que ver con el contenido y su significado: Nada de lo que el libro expone se debe y puede justificar, ni puertas adentro ni puertas afuera.

Basta de mordazas presenta paratextos icónicos: cuatro ilustraciones, tres en blanco y negro y la última en color …de la esperanza, que acompañan a cada una de las divisiones del libro. La niña que llora, (aunque los varones también sufran abuso), la joven mujer semi desnuda, (sometimiento del cuerpo y de la psiquis) y un anciano/a, en este apartado la imagen es asexuada, los adultos mayores sufren abuso sin discriminación de sexo. El paisaje en sepia, simbólicamente muy fuerte, un camino iluminado por los rayos del sol. ¿Por qué en sepia? Se me antoja la transición de ese mundo a oscuras a un mundo posible en color.  

 Y como último elemento de análisis, podemos ver un epitexto, por ejemplo, el video de presentación de la segunda edición (2017).

En cuanto a la tapa de Basta de mordazas encontramos otro paratexto icónico, la equis o cruz de tachado es el signo semiótico de este libro sobre un fondo gris que se puede identificar con un charco de sangre e hilos que van desparramándose.

Además, el título de grandes letras rojas, escrito sobre un fondo negro, connota un titular:  un “urgente”, un “última noticia”, pero no de esos titulares que pierden vigencia por la velocidad de la información. Visualmente es imponente, es lo que destaca en primera instancia.

Todo el libro es una interpelación que estremece.


Por Stella Maris Zamora

Se homologa esta obra a una sinfonía por la intensidad de los inicios, por la belleza de su forma y por la variedad de intérpretes entre los que se destacan voces solistas.

En los comentarios hay un aporte desde la filogénesis y lo neurológico propiamente dicho en el ser humano al reconocer que existen fuerzas antagónicas de la especie, la única capaz de autodestruirse. También se hace mención a la función de la corteza cerebral en la regulación de la violencia en el hombre y el efecto del aprendizaje conductual de cada grupo social. La función de la neurona espejo como facilitadora de los sentimientos de empatía y comprensión del dolor de los demás.

En otro comentario se menciona lo real de los mitos y cuentos infantiles  de ogros, villanos, personajes temerarios, fantasmas y monstruos familiares, para ejemplificar que la violencia  amordaza y deja marcas y solo por la palabra puede curarse o al menos compensarse el daño al dar a luz oscuros conflictos que atormentan. Aquí el pensamiento freudiano tiene su cabida.

En la apreciación del género como construcción cultural se ubica a la educación como la gran responsable de la violencia de género y esto empieza en la familia donde nace la desvalorización, el autoritarismo, el control, el confinamiento y daña a niños, mujeres y ancianos.

No sé si corresponde agregar, pero en este punto disiento en algo con la postura de la Lic. María del Carmen Nápoli, y es en cuanto a que la violencia y abuso sea del género masculino hacia el femenino únicamente, pienso que la postmodernidad unida a la globalización y al atroz neoliberalismo ha tomado de rehén más al hombre que a la mujer, la cual ha sabido readaptarse a lo que la cultura le había marcado desde siempre, pudiendo salir a reemplazar al hombre despedido-violentado-abusado en su dignidad laboral y emocional.

En el epílogo queda claro el enfoque multidimensional  que debe tener un tema tan controversial y de alto impacto social.

La crítica de contratapa alienta a buscar el sendero que nos conduzca como sociedad a superar estos trastornos vinculares donde el horror del abuso tiene su cabida, o al menos trabajar en la tarea de prevención mediante la educación en una sociedad con notables signos de procesos conductuales anómalos.

Los epígrafes citados y las imágenes que ilustran cada división temática realzan la contundencia y la fuerza que identifican esta obra no solo por el contenido denunciante sino por la pluma de exquisita estética literaria que exponen las autoras.

              

 Por Rossana Brasca

La obra cuenta con paratextos icónicos y paratextos verbales.

 En los paratextos verbales podemos ver el título principal, que introduce al lector en la intriga llamativa. En la misma página, se encuentra el subtítulo: “La denuncia desde la Narrativa y la Poesía”,  es la antesala al despliegue de la voz defensora que se escuda en tropos para desnudar el accionar salvaje.

 En la dedicatoria y agradecimientos se manifiesta el compromiso y la investigación a conciencia de las autoras.

 El prólogo, desarrollado por la profesora Josefina Leyra, enaltece el trabajo de Graciela y Teresa y cita aconteceres referidos al tema con fundamentos genuinos.

 Los distintos epígrafes de escritores y profesionales que se encuentran estampados en estas páginas hablan de la atención de las autoras puesta en función de la causa.

El índice, dividido en cuatro partes, exponiendo los grupos vulnerables de abusos, es una guía útil.

 Toda la obra es dura por lo verosímil, y se torna ambivalente. ¿Cómo puede un poema que cuenta algo tan cruel, ser armonioso y bello? ¿Cómo puede ser una narración que denuncia un acto ruin, tan bien desarrollada?

   El libro es una denuncia de la violencia brutal y tristemente instalada. Las autoras nos presentan una problemática social y psicológica cotidiana, y también una esperanza translúcida, en un formato poético.




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